Qué vacía está mi cama, ya no hay más almohadas tiradas, ya nada es divertido. Es invierno y mi mente congelada, las cosas ya no cambian. Sí, esa foto en la que se reflejaba la luz de la luna en tu cara, la sigo observando cuando no hay ganas de nada. Levantabas mis ganas, ahora ¿quién me las levanta?
Esta calma me pone nerviosa, he escondido las lágrimas bajo el colchón por si algún día vienes, no quiero que pienses que te he echado de menos. Me quejo de mí, pero tú seguro que te estás cayendo a pedazos.
Me diste una mañana.
Yo te regalé mi voz.
Me diste mil promesas un beso y un amor.